lunes, 10 de noviembre de 2008

la vegetación entre amigos

De lo que más pueda apreciar, hay esto que sí me atrae y me predispone. Compartir experiencias con amiguetes frente a una botella de vino. Eso me deja con las pilas cargadas, con mil experiencias de altísima calidad y novedosas como no hay en parangón y por supuesto que soy el máximo promotor de las mismas.

Sin embargo pese a ser un promotor con mucha empremta no consigo la verdad mantener una regularidad en esto del agapeo. Los amigos van y vienen, aparecen y desaparecen, y ya no sé si llamarles amigos o aparecidos, puesto que no sé encontrar una regularidad en toda la parafernalia de exitosos contactos que después se quedan en nada.

No deseo pues estar solo, tan sólo es una apreciación que no desdeño en absoluto. Cuando estoy en mis ascuas, consigo no sin cierto esfuerzo comunicar mi entusiasmo a mis prójimos, pero no acierto a lograr que ese interés no decaiga y pueda por tanto convertirse en la continuuidad de las levezdades del ser. Sí, no deseaba romper el embalaje de una nueva cita sin antes concertar muchos recuerdos que no son más que eso, recuerdos, que al ser vividos se viven sin demasiado rigor ni excesivo entusiasmo, pero que luego, al pasar a nuestra memoria activa, adquieren más valor y pueden convertirse en una media lágrima que asoma en nuestros párpados, y que de todas formas nos advierten de la rapidez con que se nos termina el tiempo, sobretodo si vemos crecer a nuestros hijos. Y de golpe y porrazo, reconoces que ese mundo hostil que tu luchabas dia a dia sin saber demasiado porqué lo era todo para aquel ser que te acompañaba en el quehacer diario que sin más hacías de forma anodina. Esos momentos compartidos con por ejemplo tu hijo o un ser querido, emocionalmente, formarán parte de tu memoria pasiva, profunda, y con el tiempo, te das cuenta...que hubieses preferido dedicar en ese anodino momento, quizás un más de entusiasmo, una pizca de mucho amor, un te quiero con toda mi alma, para que de anodino, ese momento no tuviese ni el nombre. Sin embargo, ese momento ha pasado, y sólo queda afrontar el siguiente, y ese viene con esperanza, no puede ser de otra manera, puesto que cuando la lágrima se ha prácticamente secado, más amor ha crecido en tu interior, y decides ya no reservarlo nunca más. Decides activamente concederlo para su compartición...y esos segundos que pasan inexorablemente sin explicación empiezan a cobrar un sentido tan transparente como la sangre que corre por tus venas...te hacen más experimentado, quizás mejor que en tu anterior oportunidad..y si no fuera por esas reglas que hay que seguir...el día y la noche, el el deber y el deshacer...te abandonarías en un plenamente dedicarse a lo que te rodea, siendo tu ese centro que nunca debes abandonar...

No hay comentarios: