jueves, 26 de abril de 2007

Crónicas de un viaje alterno sin mucho rebelazgo en la hechacía I

Estimados amiguetes

Aunque como veis ni tan sólo sabía como titolar el artículo, sin embargo no me falta imaginación.

Os relato pues, algunos de los sucesos acaecidos en mi persona durante mis excelsos viajes en ala de avión no sin el necesario cater (que no catéter) de sanditx y zumo del imón que disfruté como nabab o baobab para realizar mis ingentes y divinas acciones y pensamientos de buen nutrir.(pausa y respiro)

Luego pues de una llegada accidentada aunque no emocionante facturación del equipaje frente a un grupúsculo portugués de la tercera edad, afronté mi asiento forzado con optimismo, aunque fuera siempre con el mismo tipo de postura. Mis compañeros, muestrario de la hermana cultura portuguesa, me permitieron un ameno viaje y extensa compañía a la que se unieron algún que otro pululeo de amigos y comadres. Al final, realmente me pusieron nervioso, por lo que puse el volumen de la peli al máximo, y pese a ser no apta para menores, no desistieron en su insistencia.

Llegué, pues, tarde, agotado y traspuesto, y con otro avioncillo por delante de una horita hasta llegar a destino final. Esta vez, como compensación, me acompañó una azafata de feria llenita en un vestido azul pastel de lino (ignorante total de prendas, no tengo foto por no parecer descortés) de poca longitud, mostrando abundancia en muslos e insinuándola en mamas. Se adelantó la cordera, interesada por absolutamente todas mis actividades. Expuse, pues, mi estado civil y paternil, convencido que no servirían de nada los intentos inconfesables (no por sentido común sinó por experiencia) con lo que el encuentro fue cordial y sin aspavientos. Nuestra llegada no se hizo esperar y así también nuestra separación. Confirmo, pues, que, vista la situación en toda su alzada y esplendor, no hubiese valido la pena el intento ni el esfuerzo, no sólo por empezar, sinó también por mantener. Nos dirigimos, pues adiós ecléctico.

Tardísimo, agotadísimo, recogí mi traicionera maleta, que llegó entera, y fui recogido con diligencia por un amigo y compañero.

Adelantando sucintamente la cinta de los acontecimientos,
ccccciiiiiiistttsttt,
y relato para terminar este ambiguo artículo, la secuencia de platos, platillos, aperitivos, acompañamientos y demás alimentos truculentos, con los que fui agasajado y casi obcecado en el restaurante Ahanna, el mediodía del día siguiente.

Empezamos pues por unos guisantes-almendras-habas de la siguiente guisa: crudos y tal cual. Buenísimos.

Seguimos con el consabido hummus y mutabal, al que se añadió unos encurtidos de verduritas imposibles de comer, una ensadada pantagruélica, y una carne de cabrito o cordero -también cruda- hecha en trituro con un ajoaceite picante para mezclar aparte.

Comentado que la comida era demasiada, contestado en el acto: esto es el primer plato. Memorable..., y esperable.

Segundo plato, no tiene secreto: el kebab, carne de cordero mezclada con perejil y otras hierbas, con pan de ese que se hace en una cazuela al revés -tendreis ocasión de verla en alguno de mis artículos.

Después, postre: pastelito, crema de nata una mousse etc según foto, al que se le puso almíbar -sí, estos no endulzan con miel, sinó azúcar con agua reducido: qué a_sano.

Y finalmente desfile de frutas varias. No recuerdo más porque ya reventé.

Lo mejor, la vuelta. En vez de al trabajo, fuimos a echar una siesta. Éstas son las comidas que me gustan.

Hasta la next one!!!


lo crudito mejor crudito

como comerse un limón -la verdura de la esquina-

el cordero se mira el hummus

guarrada numero 301.233 (3 postres 9)

desfile con plátanos escondidos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pobrecito mío. Yo creo que prefiero ésto, o ésto, o ésto, o ésto.......

Anónimo dijo...

uix que bueno
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