miércoles, 7 de marzo de 2007

La hija ramera (de las ramas) de Manel Brot

En esta historia se relata la compleja
vida de la hija que ayudó a realizar
el sueño Real de Manel Brot.


Abcisa, la primera hija del Sr Brot, creció fuerte y deprisa. En esos momentos duros, en el que el país entero estaba en una crisis conceptual, no era sencillo cuidar a su propia familia. Manel quería conseguir una fórmula para ofrecerle una buena educación a esta su única hija, aunque seguía trabajando en el entramado de despachos de aquel gris Instituto del gobierno, soportando toda esa presión con entereza y optimismo.

Por eso Manel desde el principio se dedicó a su gran pasión: las matemáticas. Para él, estar en el mundo Real, no era suficiente, por eso se complicó la vida. Chico recurrente, y con mucha paciencia, se dedicaba usualmente a resolver problemas con integrales de Fourier prácticamente iguales, aunque siempre cometía una pequeño error, con lo que no obtenía el mismo resultado. No tenía suficiente paciencia para salir de su espacio iterativo, pero con alguna solución correcta.

Su vida transcurrió de esta guisa, resolviendo ecuaciones, su hija creciendo, trabajando y madurando con el tiempo. Abcisa se hizo mujer, y heredó esa pasión por las matemáticas, aunque quizás fue demasiado temprano para ser una experta como su padre.

Un día, Abcisa estaba mirando los montones de papeles y cuartillas, rellenos con los resultados que su padre no dejaba de producir con la calculadora. Y con la intuición heredada por la ciencia que la envolvía, decidió que esos números, por regla general, se podrían convertir en paletas de colores. Con muchísima paciencia, con la ayuda de papel milimetrado, y de una gran paleta de témperas que le regalaron los abuelos, empezó a representar los números de las cuartillas, correspondiéndolos a colores, en el papel.

El tiempo pasó acompasadamente. Pasaron meses, pasó un año, y un día, su padre, obcecado porque las cuentas no salían, y acorralado por los morosos, se escondió en la habitación de la niña. Y mientras llamaban a la puerta, se instaló debajo de la cama. Ahí, amontonados, había cientos de papeles milimetrados, pintados a colores, con formas y dibujos de colores embriagadores…todos siguiendo patrones recursivos que se repetían incluso en las escalas más ínfimas.

Después de aporrear la puerta durante toda la tarde, finalmente, quien fuera, se cansó. Y dejó por fin tranquilo a Manel, que salió de su escondite, con los ojos brillantes y el semblante trastornado por lo que acababa de encontrar: quien y cómo pudo representar esos funciones con ese detalle, y cómo había conseguido esos patrones tan repetitivos, pero al mismo tiempo siempre en armonía?


Estuvo ojeando uno tras otro los dibujos. No parecían hechos al azar, si no que había formas similares que se repetían ampliándose o reduciéndose. Manel encontró el nombre de su hija, Abcisa Brot, en los papeles, y se quedó asombrado de las cualidades que había demostrado. Pero cómo pudo reproducir esos modelos? Con qué medios copió esas imágenes fantasmagóricas?

Por la tarde, cuando ella volvió, empezó el interrogatorio: Abcisa había recopilado todas las cuartillas con los resultados de su padre, y los había plasmado en esplendorosos dibujos. A Manel el estupor le creó temblores en las piernas, pero….de repente…se le pusieron los ojos redondos…una idea le acudió a su cabeza!! por fin había encontrado la solución a todos sus problemas!!!

A la mañana siguiente, se dirigió al marchante de arte más importante del país, para ofrecerle un sinnúmero de obras de arte que no podrían repetirse nunca. El marchante le contrató acto seguido, con lo que se acabaron sus preocupaciones para siempre: su hija podría estudiar finalmente para escribir más teoría del Cola caos.

Al año siguiente, sin embargo, Abcisa entró como videodiskjockey en una conocida discoteca de Madrid, y ahí sigue, pinchando y mostrando sus dibujos, hasta que de tan famosos los sacó en el windows media.

Y fueron ricos y vivieron felices.


ESCALINATA DE LA CASA DE MANEL

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