jueves, 8 de marzo de 2007

Por fin llegó el jefe!! (6to combate de Corniales)

los martes y los jueves...una visita con Corniales te debes

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Las tardes siempre son duras de pasar en la oficina,
sobretodo si por la mañana no has hecho nada.



Finalmente sobrevivió a la comida…de fútbol que es otra vez el tema estrella estos días, aunque esto a David ni fu ni fa, encima quita de otras conversaciones con más salsa.

Comió en un bar de obreros, que no tiene nada de malo, son perfectos para disfrutar de un par de platos “caseros” de bistec con patatas.

Cuando entró en la oficina, con ese calorcillo de primavera en la calle, y aún con el climatizador, se vio asaltado por un profundo sopor, que le acompañó directamente a su mesa y allí se quedó. Abriendo el ordenador, los ojos le supuraban ya con un dolor de caerse pasmado. En ese momento, entró el jefe.


Lo notó por el ruido particular de los tacones de sus zapatos puntiagudos –puntiagudos de kilómetro, la última moda chillona- sobre la escalera. Se debe remarcar que la escalera, está suspendida, con lo que cualquier vibración se oye en toda la planta. Un peligro, vamos. Se debe remarcar también, que algunas veces, cuando esperaban el ascensor, había sido pisado sin querer por su jefe, cuando de hecho se encontraba a más de medio metro de distancia. Cosas de la moda. De todas formas, por otra parte, el jefe había venido con una camisa super bien planchada –como siempre, por la chacha- y con un traje impecable. Ahí residía parte de su encanto y de su convicción, en vestir hiper elegantemente, como salido del Hipercor. Luego con un par de palabras escogidas al azar en algún texto técnico o económico (ver este artículo) pasaba por un experto en too.

Total, que enseguida recibió la llamada fatídica. De repente, a David se le pusieron los ojos redondos.

–Joder, y ahora qué querrá?

Pausadamente, David se dirigió al despacho de su jefe. Seguía pensando en los zapatos puntiagudos y en el trabajo, pero con una desgana increíble que había empezado justamente el día de la revelación (ver Primer Capítulo) De hecho, en esta situación, tenía ganas de mandarlo todo a t. X Qlo y decírselo ya en ese mismo momento. Pero estaba pillado, buscar otro trabajo requería unos meses y mucha paciencia con los tarracojones de headhunters.

Finalmente llegó al despacho, el jefe estaba conectando el ordenador

-Buenas tardes David!
-Eem sí buenas.
-Cómo tienes el viaje del lunes?
-Ah sí hum el viaje del lunes sí más o menos ya lo tengo preparado.

David quería hablar desesperadamente del tema que tanto le preocupaba, quería hablar de eso solamente, pero la mente no se le despegaba de esos zapatos puntiagudos…



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